1895-1904: first steps in Vilanova i la Geltru

1895

April 7: Eduard Toldrà i Soler was born on April 7th, 1895 in the small town of Vilanova i la Geltrú (Costes del Garraf), a very dynamic village of the Catalan coast on the Mediterranean Sea. Located at thirty-one miles (50km) to the south of Barcelona, Vilanova i la Geltrú, at that time, housed some 13,000 inhabitants and from the second half of the eighteenth century had been an important town for its maritime port and the intensive commerce with Latin America, specially Cuba, that's why they used to call it "la Habana xica" (the little Habana). The city had also grown notably near the end of the nineteenth century due to the installation of textile factories.

Eduard Toldrà was the last son of Francesc Toldrà i Carbonell (b. Vilanova i la Geltrú 1859 - d. Barcelona 1931) and Antonia Soler (from la Selva del Camp). The other children of the marriage were, in this order: Antònia, Enriqueta and Francesc (born on November 14th, 1889, six years older than Eduard Toldrà). The entire family lived at the number 19 of the Carrer dels Caputxins (also known as "Carrer del Progrés", this is Progress Street).

Eugeni Molero describes Eduard Toldrà's arrival in this world in the second chapter of his interesting book:


"Eduardo Toldrà vio la luz en Villanueva y Geltrú hacia el fin del siglo XIX. En la Villanueva del siglo pasado reinaban en apariencia, la armonía y la placidez, como en tantas otras poblaciones orientadas hacia el Mare Nostrum. Era la Villanueva que se regocijaba porque un hijo suyo, Teodoro Creus y Corominas, había entrado a formar parte de «EI clamor público», publicación que aparecía en Guantánamo, allá en la isla de Cuba, «La Espanola», muy cerca de la famosa bahia, entre plantaciones de cana azucarera o café. Era la Villanueva ancestral y poética que en el año 1895 recibía en eI Círculo Villanovés, con esplendor inusitado, a los Reyes Magos, precediéndoles Ia Banda de Música de Ia Casa de Amparo en su recorrido por las calles y avenidas. Era la Villanueva que cada año paralizaba por completo su actividad para recibir triunfalmente el «Carnestoltes».

El invierno de 1895 había sido muy frío. Las gentes, algo tímidas y asustadizas, vivían con el pánico en el sembIante desde que el Banco de España había declarado oficialmente la circulación de monedas falsas de cinco pesetas, acuñadas en 1892, monedas que el vulgo dio en llamar «duros sevillanos». Las representaciones de ópera Ie sucedían en el Tívoli viIIanovés que no sabía los presagios de su muerte, ruina y desaparición. Se ponía en sorteo una acuarela del pintor local Juan Llaverías, costando cada papeleta la crecida suma, por aquel entonces, de una peseta. EI Observatorio Meteorológico que funcionaba en el Colegio Samá de las Escuelas Pías, seguía informando de las condiciones climáticas con precision y puntualidad. En su «casa de Santa Teresa» Víctor Balaguer, patricio eminente y destacado, recibía a sus acongojados visitantes, que se llegaban hasta ella para tratar de sus problemas y sus cuitas; un día serian fabricantes textiles de Sabadell que recababan apoyo cerca del Ministerio de Ultramar, que pomposamente navegaba en las embravecidas aguas de Ia situación nacional en Ia singlatura que tres años más tarde concluiría definitivamente. Apareció con alboroto la noticia de que Núnez de Arce, poeta y amigo de Balaguer, vendría hasta el remanso villanovés para reponer un algo su quebrantada salud.

Aquel mes de abriI había amanecido con lluvia y viento. Incluso se vivió algún instante de atribulado dramatismo, como por ejemplo cuando se declaró un incendio en la calle San Felipe Neri, lIevando parejas las voces Iastimeras de las campanas y toda la febril agitación que eI instante requería.

Fue el domingo, 7 de abril de 1895, en un piso de Ia antigua calle Capuchinos, que llevaba el ochocentista nombre de calle del Progreso, cuando nació un niño: Eduardo Toldrá y Soler. En eI Tívoli villanovés estaba programada «La Dolores», una opera del maestro Bretón.

El pequeño era hijo del maestro Francisco Toldrá Carbonell, un hombre muy de su época. Dedicado a Ia enseñanza, músico mitad por vocación mitad por curiosidad, espíritu inquieto amigo del polifacetismo que siempre cultivó. Autodidacta, temperamental, federalista, admirador de los grandes inventos, fiel seguidor de cuantos adelantos científicos hallaban impulsos, con devoción casi fanática por Clavé a quien veneraba otorgandole condiciones de semidiós.

Francisco Toldrá colaboraba en calidad de profesor ayudante en la vieja Escuela de Artes y Oficios, dedicándole también a la enseñanza con carácter particular. Cultivador de la poesía dentro de su género satírico 0 burlesco, se conservan de él algunos de los populares «sermons d'en Carnestoltes». Director del coro «l'Unió ViIanovesa» durante los periodos 1885-1888 y 1902-1904, tuvo la habilidad de incluir en las programaciones algunas de sus obras. Violinista, con mayores conocimientos prácticos que verdadera gama de dotes adquiridos mediante estudio. Sin embargo, esta afición del padre por el violín influyó en los instantes dubitativos del hijo, apoyándole decididamente y velando sus primeros pasos en el terreno de Ia interpretación.

Durante su ejercicio de la labor docente pasó una temporada en la villa de Blanes, provincia de Gerona. AlIí conoció a Ia que posteriormente sería su esposa. Aunque el apellido Soler parezca al simple observador como posible fruto de Iinajes locales, en esta ocasión Ia linea normal se trunca, toda vez que llegó hasta Toldrá desde Ia villa pescadora que dormitaba cerca de la desembocadura del Tordera, en el punto de arranque de Ia futura Costa Brava, no bautizada aún por Ferran Agulló.

EI abuelo paterno de Eduardo Toldrá, a quien sus contemporaneos habían apodado «El carpintero» a consecuencia de su profesión, prestaba sus servicios en la textiI «Fábrica de Ia Rambla», dedicándose al cultivo de Ia artesania por mero pasatiempo.

El maestro Eduardo Toldrá en más de una ocasión había manifestado cierta tendencia a este tipo de trabajo manual, tendencia que viene pIenamente justificada por los motivos antes citados."

Manuel Capdevila, Eduard Toldrà’s biographer (see "Eduard Toldrà, músic", Barcelona : Editorial Aedos, 1964) describes Francesc Toldrà i Carbonell as a thin man, not very tall, with a pointed chin, bright eyes, anxious and restless, talkative and friendly. He worked as a council officer at the City Hall, was conductor of the choir "Orfeó Vilanoví" and composed several songs and lyrics. He was also the secretary of the "Ateneu Vilanoví" and held positions as the director of other companies, founding local magazines like "En banyeta" (1894 – 1903), "La Cuina" or "La nova Cuina". He was a prolific writer in verse and prose, in Catalan and Spanish, mostly with a humorous style, typical of that time. He used to sign his works with diverse pseudonyms such as "Tres déus", "Pare pedaç" and "Jo". Polically he had loose federal ideas and was involved with the unions at that time. He was a good orator, had grace with jokes and explaining anecdotes with a wide range of colors.

Eduard Toldrà will have a controversial relationship with his father because of his lack of seriousness and his unproductive and weak professional life. At some point he will write about him on his memoires:

"Ara més que mai, el meu pare està amb les solfes. Sempre escrivint, però escrivint començaments, mai finals."

"Now more than ever, my dad is writing music. Always writing, but writing beginnings, never endings"

("Impressions...", October 28, 1909)

1896

Francesc Toldrà was a person of bohemian character and tried his hand at several different professions, always with little stability and considerable economic trials. Regarding his musical activity, he was a violinist, composer of popular tunes, and director of a chorus. He was, as well, a school teacher, municipal civil servant, and promoter of various short-lived periodicals. His son, Eduard Toldrà, described him in the memories written during his youth as “exaggeratedly special and unique,” and one of Toldrà’s biographers defined his father as “bohemian, adventurer, apparently scatterbrained and irresponsible.”

During his first years of school, Eduard Toldrà was enrolled in his home town, at Madame Conxita Cabré’s nursery school, and later studied until he was ten years old at the Mr. Gomis i Oromí School. His first music lessons were at the hand of his father, introducing little Eduard to solfege at age of three, and violin at age of four.

As Eugeni Molero indicates in his book:

"Las primeras Ietras debió aprenderlas de Iabios de su padre, aunque posteriormente frecuentara Ia escuela que regía el viejo señor Gomis.

Eduardo fue el cuarto y último hijo de los nacidos en el matrimonio. Anteriormente habían venido al mundo Antonia, Enriqueta y Francisco. Las dos hermanas, junto con su madre, eran habilidosas bordadoras, contribuyendo con su trabajo a Ia nivelación del menguado presupuesto familiar. La imagen que guardó de su madre el maestro estaba presidida por la bondad, la sencillez y la devoción que relucieron en su vida lIena de acontecimientos de toda índole.

La hermana mayor, Antonieta en familia, nunca contrajo matrimonio; Enriqueta, que vive felizmente aún, es madre de la pianista Enriqueta Garreta, otro brote musical en el linaje. Francisco el hermano, fue inteIigente y estudioso. Heredero de las inquietudes científicas y técnicas de su progenitor fue uno de los primeros péritos de especialidad eléctrica formados en las aulas de la EscueIa villanovesa; su brillante carrera se vio culminada por grandes éxitos en el terreno profesionaI, habiéndose truncado el curso de su vida en plena juventud. El maestro recordaba con emoción la figura de su hermano mayor, a quien arrebatara la muerte en forma inesperada.

La afición por conocer las bellezas naturales, ese inmenso amor que Toldrá sintió por cuanto viniese aureolado con las denominaciones de real y espontáneo, halló sus primeros impulsos en la persona de su padre.

Quienes conozcan a fondo Ia pequeña historia que lleva en aras de sus propias piedras cada villa 0 pueblo de Ia Costa Brava gerundense habrán oido hablar, sin duda del «xalet d'en Bram»; José Palau en su «Llibre de Tossa» nos habla del pequeno mirador o lugar de reposo que labrara en la roca viva, al pie del faro, un viejo habitante de Ia «vila vella», Abraham Canals quien de esta forma legó a futuras generaciones un Iugar ideal para el deleite del espíritu con interpretación de obras musicales, lectura de textos famosos, etc. Por l0 visto algo similar perseguía el viejo Toldrá al trasladarse en compañía de su hijo hasta el villanovés «Recó de Santa Llúcia», adonde una y otra vez acudian para solazarse. ¿Qué clase de idea abrigaba el maestro de escuela cuando ayudado por su hijo apilaba piedras para confeccionar toscos asientos? En aquellos años se imponía bastante la costumbre de «ir a hacer salud», que venia a ser precisamente l0 que realizaban padre e hijo. Pero según se desprende de las averiguaciones estos pequeños peregrinajes hasta eI «recó» presentaban continuidad, no eran fruto de un eventual capricho. Acaso el hombre condujera al niño hasta allí para hacerle desgranar sobre las cuerdas de su violín algún pasaje evocador; probablemente se desarrollarían interminables conversaciones entre ambos con la visión del mar, las rocas, 0 las cercanas tierras de cultivo. La idea del padre fue singularmente bella y el niño supo captar el diálogo ignorado del oleaje del mar, del mismo vientecillo que soplaba, 0 de algún grito, muy lejano, brotado de Ia garganta de un agricultor. Toda pasión 0 afecto tiene su origen, su punto de partida. ¿Por qué no situar en el «recó de Santa Llúcia» el comienzo del amor a Ia Natura de Eduardo Toldrá?

La familia no vivió siempre en la calle Capuchin0s, sino que en la infancia de Eduardo se trasladó a Ia del Jardín en cuyo número 15 vivieron por espacio de varios años.

EI día primero de noviembre del año 1902, festividad de Todos los Santos, tuvo efecto en el salón café de la sociedad ,«L'Unió Vilanovesa» un concierto a cargo de Ia masa coral que dirigía Francisco Toldrá. Fueron interpretadas entre otras composiciones «Al mar» de Clavé, una pieza satírica titulada ,«Los fumadores» y «A, e, i, o, u» y «EI lloro golafre» del propio director. Sin que hubiera existido previo anuncio 0 advertencia, Francisco Toldrá exclamó dirigiéndose a los concurrentes: «EI concert d'avui comptará amb un número més, fora de programa», al tiempo que el pequeño Eduardo subía hasta el entarimado trayendo su violín. Acompañado al piano por su padre, el futuro gran intérprete as0mbró ya a su auditorio interpretando varias piezas adaptadas por su progenitor, entre las que se recuerda una «Rima» de Bécquer, con música de Francisco Toldrá. Según han referido ya hubo quien augurara prometedor futuro para eI niño, toda vez que la especial fortuna que había acompañado a cada una de sus intervenciones no podía ser atribuida a un acaso, sino a la auténtica valía de Eduard0. Se conservó también la fotografía oficial del concierto, que ilustra estas páginas, cuya sola contemplación traza ya un pequeño bosquejo biográfico del mozalbete de ojos avispados, penetrantes, decididos, y gesto apacible y sereno.

Ante los indudables progresos del muchacho en eI terreno de la interpretación la familia adoptó una actitud encomiable en gran modo aI decidir el traslado a Barcelona para que allí pudiera dar rienda suelta a sus inquietudes y actividades."

1897

Pau Casals, with the violinists Mathieu Crickboom and Josep Rocabruna, plus the violist Rafael Gálvez -future professor of violin of Toldrà-, creates the "Crickboom String Quartet" . Casals will also create a trio with the celebrated belgian violinist and Enrique Granados, going on a tour throughout Spain.

1901

Francesc Toldrà i Carbonell, father and first music instructor of Eduard Toldrà, arranged for three voices some traditional music for a gralla (collected from 1900 to 1901) for the group "Els bastarons" (work edited by the music publishing DINSIC in 1995). In addition of being a composer, Francesc Toldrà was also a poet, journalist, painter and teacher.

El 1901 un grup d’estudiants amb el suport de Joaquim Pena funden una entitat que ha de vetllar per la difusió de Richard Wagner i la seva obra en tots els aspectes, literari, musical i filosòfic. El que semblava un grup d’aficionats va demostrar que, ben lluny de ser-ho, va ser capaç d’organitzar el Festival Wagner al Palau de la Música el 1913, amb motiu del centenari del naixement del compositor. És aleshores que es crea "l'Associació Wagneriana" de Barcelona.

1902

November: Eduard Toldrà, just seven years of age, performs at a festival organized and promoted by his father (at that time director of "Orfeó Vilanoví") at the society "Unió Vilanovina". Toldrà played with a half-violin, an instrument of small size capable of suiting his children's fingers and hands. This instrument was donated in 2012 to the Barcelona's Museum of Music by his daughter Narcisa Toldrà (half-violin. Unknown manufacturer. Barcelona?, Late nineteenth century. MDMB 11266. Donation Narcisa Toldrà, 2012). The chosen repertoire for that concert was very much representative of the nineteenth-century aesthetics and included two pieces by his father: "Rima de Bécquer" and the melody "Posta de sol", and also two by an unknown author, the waltz "Guirnalda de rosas" and the passacaglia "A la punta".That same year he will write his "first" composition entitled "El vals del cigronet" which was a popular tune that his two sisters, Antònia and Enriqueta (who were much older than him) used to sing. The title of the piece was "El vals del cigronet, música i lletra d'Eduard Toldrà" ("The chickpea. Music and lyrics by Eduard Toldrà").

1903

March: New concert at the "Unió Vilanovina" playing: Records del Coro (poutpurri) written by Francesc Toldrà, Duo by Mazas [video][score] and the Serenata by Gounod. [video][score]

1904

During Lent he gives two performances at the Vilanova Society "Els Grecs Grocs". Among other pieces, he performs (with a 3/4 violin) Ricordo from Lago Maggiore and Serenata Lombarda. The first day of December his father travels to Barcelona anticipating the move to the big city with the entire family, the intention was clearly to provide a better education and study opportunities for his son. The challenges demanded by the new academic environment will have a unique impact to the kid and will create new opportunities to enjoy and make the most out of his living in Barcelona. The capital of Catalonia, at that time, was one of the most attractive and invigorating cultural cities of Europe, experimenting a cultural revolution and social awareness that helped reinforce a national catalan identity.

When Casals returned to Europe in 1904, he and his friends Alfred Cortot, the pianist, and Jacques Thibaud, the violinist, formed a trio, which was world famous for many years.

The trio often performed premiers of new works, and set the highest standards in the performance of classical trios. They made early recordings of the great chamber music repertoire, and some of those recordings are still available today.

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